De la pobreza a ser multimillonaria: Kalpana Saroj, una historia de esfuerzo y superación

Desafió prejuicios
  • Fue obligada a casarse a los 12 años, sufrió violencia física por parte de la familia de su marido y, al separarse, fue juzgada por la comunidad.
  • Cómo logró esta mujer salir del dolor y convertirse en una negociadora exitosa.

Kalpana Saroj es una empresaria de India que superó el sistema de castas. Foto: IG

Nació en el estrato social más bajo de la India, padeció la discriminación y la violencia física, pero rescribió su historia. Luego de uno de sus momentos más difíciles -en el que rozó la muerte por decisión propia-, se autoimpuso “hacer algo grande” con su vida.

Kalpana Saroj es directora de la empresa metalúrgica Kamani Tubes, y cuenta con un patrimonio neto de 112 millones de dólares, según The Logical Indian. Pasó de la marginalidad de la casta de los dalit –considerados parias-, a ser una destacada mujer de negocios que ganó el Padma Shri (2013), uno de los premios más importantes de su país.

Hoy publica en sus redes sociales los resultados de una exigente rutina. Tiempo atrás, reveló a la BBC que trabaja 16 horas por día. "Si pones tu corazón y tu alma en tu trabajo y no te dejas vencer, puedes lograr cosas", aseguró en aquel entonces.

Consumado su éxito -tiene un hijo piloto de avión y una hija que estudió en el Reino Unido-, jamás ocultó su duro pasado. “Quiero recordar de dónde vine”, dijo Kalpana en un documental de DW durante una de sus visitas a Roperkheda, la aldea que la vio crecer. Sin embargo, fue en esas mismas tierras donde estuvo al borde de la muerte.

Nacida en 1961 en la mencionada aldea -ubicada en el estado indio Maharashtra-, Kalpana es una de los varios hijos de un oficial de policía. Su familia era pobre y marginada por la casta a la que pertenecían: los dalit.

La rígida jerarquía de castas de la India -que no impidió la elección de dos presidentes con este origen, uno en 1997 y otro en 2017- le reserva a este estamento las ocupaciones menos queridas: recoger animales muertos y limpiar alcantarillas, entre otras tareas desagradables.

De hecho, en su pueblo hay una zanja que marca el comienzo del territorio de “los intocables”. Tan literal como simbólico, Kalpana experimentó esta discriminación en carne propia.

Si bien logró tener una educación, en la escuela no podía participar de ciertas actividades. Esto se trasladó a sus amistades, con algunos padres que “no la dejaban entrar a sus casas”, contó al medio británico en 2012.

Una situación idéntica ocurría cuando de pequeña acompañaba a la gente de su comunidad a trabajar en hogares de clase alta. No podía ingresar, y peor aun: cuando tenían sed, le daban a Kalpana y a los otros niños vasos que solo ellos usaban. Así se cuenta en el documental de Youtube “La nueva generación de marajás”.

Otra de las particularidades del país más poblado del mundo –a pesar de la ley del 2006 que los prohíbe- son los matrimonios infantiles. La empresaria de 64 años no estuvo exenta de aquello, situación que la llevó al sufrimiento extremo y el deseo de morir.

Por presión familiar, Kalpana se casó a los 12 años con un hombre diez años mayor. Siendo tan solo una niña, se mudó a la casa de su marido en Bombay, en la que vivían el hermano mayor de este y su pareja. En un ambiente sucio y pequeño, convivió junto a estos familiares del joven, quienes la maltrataron físicamente.

“Me tiraban del pelo y me golpeaban por cualquier tontería. Me sentía muy mal por el abuso físico y verbal", confesó la empresaria a la BBC. Afortunadamente pudo salir de ahí con la ayuda de su padre, quien luego de verla vestida con harapos y el rostro demacrado, la llevó devuelta a su pueblo natal. No fue la panacea, ya que allí le esperaba una nueva condena social.

Escapó de la violencia física, pero al estar mal visto en la cultura india “abandonar al marido”, sus vecinos la atosigaron con comentarios malintencionados. Kalpana intentó no darle importancia a quienes la tildaron como “un fracaso” y comenzó a buscar su independencia económica.

A pesar de que aprendió a coser y encontró un camino, la presión por parte de la vecindad la desbordó. Decidió quitarse la vida para lo que bebió tres botellas de veneno para hormigas.

Mientras todo su cuerpo se sacudía de forma desenfrenada y su boca estaba llena de espuma, su tía entró a la habitación. Tal aparición la salvó y la llevó a una alentadora determinación: "Decidí vivir, hacer algo grande con mi vida, y luego morir", le dijo a BBC.

Con un imparable ímpetu, a los 16 años se mudó nuevamente a Bombay, pero esta vez con su tío y el oficio de modista. Ganaba menos de un dólar por mes, hasta que aprendió a manejar máquinas industriales de coser. Desde entonces aumentó sus ingresos, pero no lo suficiente.

"Estaba muy desilusionada, tomé conciencia de que el dinero era importante y que necesitaba ganar más", dijo en referencia al tratamiento médico que requería una de sus hermanas y que Kalpana no podía pagar con su sueldo.

Fue entonces cuando pidió un préstamo al gobierno para abrir una tienda de muebles. En combinación con sus inalcanzables horas dedicadas a su negocio de moda, se ganó una reputación merecedora de importantes contactos. De esta manera le llegó un llamado para hacerse cargo de la compañía metalúrgica Kamani Tubes.

Saroj –de creencia budista- dio vuelta el panorama y restructuró la empresa, que estaba sumamente endeudada. “No era solo salvar una compañía. Se trataba de salvar a 556 familias que habían perdido sus ingresos y su esperanza”, contó en su Instagram.

Además, invirtió en bienes raíces hasta lograr un imperio que en 2017 valía 300 millones de dólares, según el documental mencionado anteriormente. En “La nueva generación de marajás” también se puede ver a Seema, una de las hijas de la empresaria.

“A mi hermano y a mi nos mostró siempre el lado positivo, lejos de sus preocupaciones. Solo cuando la escuchamos durante las entrevistas nos damos cuenta cuán difícil fue para ella lograr todo esto”, contó Seema. La muchacha pudo estudiar en la Universidad de Londres, Inglaterra, y es una de los dos hijos que Kalpana tuvo con un empresario del sector de los muebles.

El otro hijo, Amar, es piloto en Air India, algo que provocó el orgullo de la mujer que pasó de la pobreza a los millones. Sin embargo, a Kalpana no le gusta la ostentación. Por otro lado, trata de ayudar a la comunidad en la que se crio, la misma en la que recibió un trato impiadoso.

Atención oftalmológica, exámenes clínicos y festines de comidas son algunas de las actividades que movilizan a la marginada comunidad cuando la empresaria regresa a la aldea.

Acciones solidarias que van en sintonía con una de las frases de cabecera de Kalpana Saroj: “Dos cosas te definen... tu paciencia cuando no tienes nada y tu actitud cuando lo tienes todo”.