Caroline Kennedy, hoy: sobrellevar el cáncer terminal de su hija y el peso de otros dolores

Duro momento
  • El duro momento que atraviesa la familia de la hija de John Fitzgerald Kennedy y Jackie Kennedy Onassis.
  • La actitud frente a las grandes tragedias de la familia.

Caroline Kennedy vive una nueva situación límite con la enfermedad de su hija, Tatiana Schlossberg Foto REUTERS/Kevin Mohatt.

Caroline Kennedy, de 68 años, vive un nuevo inmenso dolor: el difícil tipo de cáncer en estado avanzado que atraviesa su hija, Tatiana Schlossberg.

Para ella, enfrentar tragedias no es nuevo. La realidad es que conoció la desdicha a una edad muy temprana. A sus tres años, su padre, John Fitzgerald Kennedy, asumió como presidente de Estados Unidos, y dos años más tarde, en 1963, fue asesinado en Dallas, Texas.

La revista Time recuerda que a Caroline, de cinco años, se la vio en gran parte del funeral aferrada a la mano enguantada de Jackie Kennedy Onassis, su madre.

Después de ese hecho, Jackie buscó a toda costa que Caroline y su otro hijo, John Jr tengan la infancia lo más convencional posible y con la intimidad resguardada.

Este compromiso llegó a tal punto que, como cuenta una nota de El Mundo, ganó el primer juicio de derecho a la intimidad de Estados Unidos. Con esta medida, logró la restricción de acercamiento al paparazzi Ron Galella, quien los perseguía incansablemente.

Además, la nota de Mundo agrega que durante mucho tiempo la familia estuvo protegida por varios agentes del servicio secreto de Estados Unidos.

La privacidad sobre sus sentimientos continuó como norma férrea. En su vida adulta y con experiencia diplomática, las declaraciones sobre su padre se restringieron a mensajes conmemorativos, homenajes y recuerdos.

El sitio People, por ejemplo, cita que en 2023, cuando se desempeñaba como embajadora de Estados Unidos en Australia, publicó una foto frente a la costa australiana, en el lugar donde un barco comandado por Kennedy fue embestido por un destructor japonés, con un significativo texto.

“Este lugar convirtió al presidente Kennedy en el hombre que fue. Aquí fue donde experimentó por primera vez la responsabilidad del liderazgo: saber que las vidas y la seguridad de su tripulación dependían de él. Arriesgó su propia vida para salvar las vidas de ellos,” publicó.

“Mi padre le debía la vida a su valentía, a su disposición a ponerse en riesgo. Es el legado que honramos,” finalizó.

Años después, en julio de 1999, la tragedia volvió a su vida. Su único hermano, John F. Kennedy Jr. murió cuando la aeronave liviana que piloteaba se estrelló en el océano Atlántico frente a Martha’s Vineyard, Massachusetts.

John-John, así lo había apodado la prensa, había comprado el avión tres meses antes de este desenlace.

Por otra parte, en el accidente también fallecieron su mujer Carolyn Bessette Kennedy, y su cuñada, Lauren Bessette.

El hermetismo fue también la norma para llevar este duelo. El sitio Wired recuerda que la familia Kennedy decidió que los funerales fueran en suma privacidad. People agrega que los medios solo pudieron cubrir la misa desde fuera y la vigilia espontánea de la gente.

Luego, las cenizas de John Jr., su mujer y su cuñada fueron esparcidos en el Atlántico.

A fin de ese año Caroline dijo que su hermano “estaba decidido a trazar su propio rumbo”. También expresó que era “muy en serio su trabajo y sus compromisos, pero siempre llevaba la risa a lo que hacía”.

La vida la puso a prueba una vez más. Una nota reciente del sitio Mundo cuenta que desde hace un año y medio Caroline vive para su hija Tatiana, quien en el ensayo A Battle of my Blood, publicado en The New Yorker, relata con emoción su diagnóstico de leucemia mieloide aguda con una mutación rara llamada Inversión 3.

El diagnóstico de Tatiana llegó en mayo de 2024, muy pocas horas después de dar a luz a su hija. Un número inusualmente alto de glóbulos blancos despertó las alarmas de los médicos y las peores sospechas fueron confirmadas.

En su ensayo, Tatiana muestra vulnerabilidad mientras, de manera implícita, expresa palabras de amor hacia su madre: “A lo largo de mi vida he intentado ser buena, ser buena estudiante, buena hermana y buena hija, proteger a mi madre y no hacerla sentir nunca molesta ni enojada".

"Ahora he sumado una nueva tragedia a su vida, a la vida de nuestra familia, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo”, escribió en su conmovedor ensayo.