León XIV cierra su gira en el Líbano con una misa y una oración en el devastado puerto de Beirut
Ante 150 mil personas- El Papa tuvo su baño de masas en el final de su primer viaje internacional.
- Ante una multitud en el paseo marítimo de Beirut exhortó: “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.
El papa León XIV se despie al embarcar en Beirut el avión con rumbo a Roma. Foto: AP
León XIV se despidió este martes del Líbano y emprendió el regreso por la tarde a Roma, exhortando a los 150 mil fieles que participaron de una multitudinaria misa en el repleto paseo marítimo de Beirut: “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.
El Papa habló a la multitud que lo aclamaba, aferrado a la esperanza de que su presencia mejore la difícil situación económica y alivie la perspectiva de nuevos conflictos bélicos entre Israel y el partido musulmán Hezbollah, pese a la tregua impuesta por Estados Unidos.
El pontífice concluyó su homilía rezando “para que esta tierra del Levante esté siempre iluminada por la fe en Jesucristo, sol de Justicia, y gracias a Él conserve la esperanza que no declina”.
Antes de la misa, el Papa León XIV rezó en la "zona cero" de la doble explosión en el puerto de Beirut, uno de los mayores estallidos no nucleares en el mundo, que el 4 de agosto de 2020 causó 245 muertos, miles de heridos y una impresionante devastación en partes de la ciudad.
El pontífice depositó una corona de flores, encendió una vela y rezó algunos minutos en silencio.
Después se acercó a la zona donde lo esperaban alrededor de 60 familiares de las víctimas con ofrendas florales y fotografías de sus seres queridos. Habló con ellos, los consoló y abrazó, regalando a cada uno un rosario.
Han pasado más de cinco años y la investigación de la catástrofe no ha dado hasta ahora ningún paso efectivo. No hay ningún procesado. La investigación estuvo prácticamente interrumpida más de tres años. Fue nombrado un nuevo fiscal general. El juez investigador Tarek Bitar, que trató de reactivar el proceso, pero fue objeto de denuncias.
Estaban presentes los familiares de Isaac Oehlers, la víctima más joven de las explosiones, de apenas dos años, que murió en su casa de un barrio cercano cuando un cristal impactó contra él.
Son impresionantes los daños que las explosiones causaron en buena parte de los barrios de Beirut, sobre todo en la zona cristiana de su mitad oriental, la más cercana al recinto portuario, donde fue almacenado el nitrato de amonio.
El Papa inició su última jornada en el Líbano con una visita al hospital de la Croix, especializado en enfermedades mentales. Recordó allí que la Iglesia está llamada a “cuidar a los pobres”.
“El Evangelio nos lo pide y no lo olvidaremos; nos interpela el grito de los pobres que atraviesa también las Escrituras”, dijo al visitar uno de los pabellones del centro del nosocomio especializado en la cura de personas desfavorecidas.
El hospital psiquiátrico de la Croix emplea más de 300 especialistas y enfermeros y atiende a 800 personas. El centro médico está en apuros por la persistente crisis económica y ha tenido que reducir las camas, ya que vive de las donaciones y una pequeña contribución del Estado.
León XIV agradeció al personal del hospital y los comparó “como el buen samaritano, que se detiene junto al herido y lo cuida para aliviarlo y curarlo”. A los enfermos, les recordó que “están en el corazón de Dios, nuestro Padre. Él los lleva en el alma y sus manos, los acompaña con amor y les ofrece su ternura a través de las manos y las sonrisas de quienes cuidan su vida”.
Tras la gran misa final, el Papa se trasladó al aeropuerto de Beirut, donde se celebró la ceremonia de despedida con un discurso del pontífice. Estaba prevista la llegada a Roma a las 16 hora local.