¿Todo es cuestión de moda?

Debate

Un desfile de 2024 en Madrid. Foto: EFE/Daniel González

Generalmente, al hablar de moda, pensamos en el estilo de la vestimenta en uso. Pero la moda abarca mucho más que eso y, sobre todo, en nuestros días, cuando la globalización y el consumismo uniforman y cosifican a la gente .

La moda forma parte de un fenómeno muy amplio que abarca varios aspectos de nuestra existencia. Más allá de su inherente fatuidad y de su limitación en el tiempo, marca tendencias en aspectos sociales y culturales de nuestra vida. Gilles Lipovetsky dijo que, filosóficamente hablando, ”la moda es una búsqueda frenética de novedad y una forma de venerar el presente”.

Todo es cuestión de moda, hoy. Lo que comemos, los remedios que tomamos, las terapias con que nos tratamos, los productos y servicios que usamos, los libros y autores que leemos, las canciones que escuchamos, el lenguaje que usamos, los lugares que frecuentamos, la estética corporal que elegimos, la sexualidad que exhibimos, las creencias que ostentamos.

El famoso fotógrafo estadounidense Bill Cunningham definió la moda como “una armadura para sobrevivir a la realidad de la vida cotidiana”. Esto se puede aplicar a la ropa, por supuesto, pero también a todo lo demás: a las cirugías estéticas, a los tatuajes y piercings, a los fanatismos colectivos por determinadas ídolos (artistas, políticos, deportistas, influencers), a las estrictas dietas alimenticias supuestamente “saludables” (veganas ,cetogénicas, Keto , Detox, antiparasitarias) , a descubrimientos científicos o tecnológicos que aplaudimos porque están en boga.

El ingenioso escritor, actor y modelo británico Quentin Crisp asociaba el fervor por las modas al tema de la identidad. Declaró que la moda era lo que “tú adoptas cuando no sabes quién eres”.

En esta sociedad consumista, donde reina la “modernidad líquida” (Z.Bauman) todos somos, de alguna manera “carne de cañón” para las modas. No reparamos que detrás de la infinita gama de ofertas y de tentaciones - una más creativa que otra- , más que la satisfacción de los inventores está el negocio, el propósito de vender. Y cuando nuestra identidad no está del todo definida o nos encontramos en cierto estado de confusión personal, adoptar una moda se convierte primeramente en ser original y distinguirse de los demás, para luego contar con un grupo de pertenencia que nos sirve de bastón.

Yo recuerdo que en el sistema comunista, donde la economía estaba regida por el Estado que controlaba la producción y la distribución y donde siempre faltaban productos básicos, aparecían, sin embargo, “modas” de otra índole.

En Rumania, en un momento dado, se puso de moda la Homeopatía , en detrimento de la Alopatía. Los jugos de zanahoria caseros era “la fórmula garantizada” para una perfecta digestión. Durante años se pregonó “el amor libre”… pero, en verdad, fracasó.

En las largas décadas en que viví luego en Buenos Aires, con algún intermezzo en París, ví surgir y desaparecer tantas modas…Cuando llegué a Buenos Aires en 1959, había que tocar la guitarra ( estaba de moda el folklore), psicoanalizarse ( yo lo hice), usar minifalda, festejar los 15 años con grandes fiestas. Luego, leer a Cortázar y a los otros autores del Boom latinoamericano, sí o sí a a Sartre, a Simone de Beauvoir, a Joyce; interiorizarse del “objetivismo” francés o “la novela río”. Luego, meterse en la estética juvenil, el rock, el Pop, el hippismo ligado a la Guerra de Vietnam, Los Beatles, Woodstock,el estallido de libertad artística del Instituto Di Tella. Más tarde, el Punk, el gótico, el dark, lo tribal. Los acontecimientos de Mayo de 1968 en Francia proclamaron lemas como “Prohibido prohibir” , “Hagan el amor, no las compras”...

En las últimas décadas hubo un desfile interminable de modas, tendencias, ligadas a los momentos políticos, históricos, al feminismo, a las rebeliones anti-burguesas y hasta a la espiritualidad (el orientalismo , el chamanismo, el Yoga, etc.).

Hoy sonrío cuando veo la moda de usar anteojos, cuando hace 20 años todos queríamos comprar lentes de contacto. Volvieron las fiestas de 15. Se puso de moda la novela policial y la histórica. Apareció la New Age y la Autoayuda, ancestrales y maravillosas formas de sabiduría, pero muy “light” en su aggiornada versión, banalizadas y orientadas al consumo. Como todo.

La izquierda, que siempre detestó a los yankees, adhiere, sin embargo, sin darse cuenta, a la más intensa y extensa infiltración cultural de ellos en la ropa, en la comida y las bebidas, en la música. Es pasmosa la uniformidad casi absoluta de jeans, zapatillas, mochilas, gorras y atuendos deportivos ( tipo jogging y más). Son los “uniformes” de casi toda la gente que uno ve en la calle y en los medios de transporte. A eso se agrega la comida llamada “chatarra”, las gaseosas, la proliferación de vitaminas y suplementos dietarios , de venta libre.

En cuanto a la Estética, primeramente fueron los implantes mamarios y hoy, en las mujeres, impresiona la cantidad de bocas carnosas y caras infladas gracias al ácido hialurónico, al colágeno o botox; las pestañas postizas y uñas esculpidas, ( estilo garfio o estilete), pintadas y con incrustaciones de strass u otros elementos decorativos, hacen furor.

En Internet y en las redes sociales, uno se siente abrumado por la oferta de “soluciones” de todo tipo que están de moda .Trabajando en publicidad, aprendí que más que satisfacer, lo importante es crear nuevas e infinitas necesidades que son como un pozo sin fondo. De una manera muy poética, lo manifestó Ralph Lauren: ” Yo no diseño moda. Yo diseño sueños”. O sea, ilusiones, deseos, quimeras.

Versace también lo expresó muy bien: “Decide lo que eres, lo que quieres expresar con tu manera de vestir”. Y Gore Vidal dijo: “El estilo es saber quién eres, qué quieres y no importarte un comino”. Ojalá las modas no nos esclavicen. Depende de nuestra autoestima y seguridad y de confiar en nuestros propios criterios. Parafraseando a Louis XIV, el Rey Sol, yo diría: “Mi moda soy Yo”.