La causa prevenible por la que muere un niño cada 7 días en Argentina
Riesgo por ahogamientos- Los peligros aumentan por la cercanía de piletas y las actividades acuáticas.
- También afecta a adolescentes.
- Las recomendaciones de los especialistas.
Niños en riesgo y los cuidados que recomiendadn desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Foto: Shutterstock.
Un niño o niña muere ahogado cada 7 días en Argentina. Para concientizar sobre estos incidentes que continúan cobrándose vidas infantiles de forma silenciosa, y en el marco de la Semana de la Prevención de los Ahogamientos, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) dio a conocer un análisis riguroso sobre los factores de riesgo, las estadísticas más recientes y dio recomendaciones para su prevención.
“El dato es tan estremecedor como evitable. Estamos hablando de muertes que pueden prevenirse con medidas sencillas, pero eficaces, como la supervisión constante, la eliminación de riesgos domésticos y la concientización comunitaria”, explica Adela Armando, médica pediatra, secretaria consultora del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP y una de las autoras del documento.
De acuerdo con el último informe del Ministerio de Salud, 48 niños menores de cinco años fallecieron por ahogamiento en 2023, lo que da el promedio de un deceso por semana.
La SAP insiste en que los ahogamientos pueden ocurrir en cualquier momento del año, no solo durante las vacaciones. En menores de cinco años, detallan, suelen suceder en bañeras, inodoros, baldes con agua sin vaciar, pozos sin tapar, estanques, canales, acequias e bebederos para ganado.
La vulnerabilidad se acentúa en los menores de un año, que dependen completamente de la atención de sus cuidadores.
“El ahogamiento en niños pequeños es rápido, silencioso y requiere muy poca cantidad de agua. Por eso hablamos de una vigilancia 100% dedicada: sin celular, sin distracciones, con un adulto atento y a no más de un metro del niño. Es una forma concreta de salvar vidas”, dice María Cecilia Rizzuti, prosecretaria del comité y también autora del trabajo.
El análisis no excluye las particularidades del riesgo en adolescentes, quienes suelen exponerse a peligros en entornos naturales como ríos, lagos o el mar.
En estos casos, las causas más frecuentes de ahogamiento, son la imprudencia, la subestimación del riesgo, el consumo de alcohol o drogas, el equipamiento inadecuado y el desconocimiento del entorno.
“En los adolescentes se debe trabajar en la conciencia del riesgo y en conductas prudentes en entornos acuáticos. No zambullirse en lugares donde no se ve el fondo, no ingresar al agua en sitios no habilitados, bañarse en horarios donde estén los guardavidas, respetar indicaciones y señales, utilizar el equipamiento adecuado para actividades acuáticas y nunca hacerlo bajo los efectos de sustancias. La idea no es infundir miedo, sino promover el autocuidado responsable”, dice Rizzuti.
Desde el informe del comité se resumieron las principales medidas de seguridad en piletas. La primera es la instalación de un cerco perimetral completo, de al menos 1,30 metros de altura, con barrotes verticales separados por no más de 10 cm. Una única puerta de ese cerco tiene que tener un mecanismo de cierre no accionable por niños pequeños.
Otro punto es la eliminación de objetos próximos al cerco que puedan facilitar su escalamiento. A la vez, la remoción de juguetes o pelotas del interior de la pileta, que puedan atraer a los niños.
Para evitar que resbalen y caigan a la pileta, se recomienda la a construcción de pisos y bordes antideslizantes. Por la misma causa, el diseño de escalinatas debe tener poca pendiente, con escalones amplios, rectos, con barandas y superficies seguras.
También es más seguro el vaciado obligatorio de piletas inflables o desarmables cuando no se estén utilizando, al igual que la protección de bocas de succión mediante rejillas de trama estrecha.
La advertencia de que los elementos inflables como flotadores de cuello o chalecos no homologados no deben considerarse dispositivos de seguridad.
SC